Bancos de EE.UU. presionan contra intereses de stablecoins por temor a fuga de depósitos

🔑 Resumen clave

  • Bancos advierten una fuga de depósitos de hasta $6,6 billones si se permiten intereses sobre stablecoins.

  • La Ley GENIUS prohíbe a los bancos pagar intereses por sus propias stablecoins, mientras que los exchanges sí pueden hacerlo.

  • El Secretario del Tesoro, Scott Bessent, apoya usar stablecoins como compradores de deuda pública.


Una pila de billetes de dólar en llamas, simbolizando el temor bancario a la fuga de depósitos por las stablecoins.

🗞 Historia Principal

El debate sobre stablecoins en EE.UU. se intensificó tras la aprobación de la Ley GENIUS. La American Bankers Association y otros grupos bancarios afirman que permitir stablecoins con intereses podría provocar una fuga masiva de depósitos hacia opciones cripto más rentables.

La regulación actual impide a los bancos ofrecer rendimiento sobre stablecoins que ellos emiten, pero no impide que exchanges como Circle o Tether lo hagan. Esta asimetría ha generado tensiones: los bancos denuncian competencia desleal, mientras que la industria cripto acusa a Wall Street de intentar frenar la innovación.

Sin embargo, la narrativa política comienza a cambiar. Scott Bessent, Secretario del Tesoro, ha planteado que los stablecoins podrían integrarse como compradores legítimos de deuda del gobierno de EE.UU. Esto marca un giro: ya no se los descarta como meras herramientas especulativas, sino como posibles engranajes del sistema fiscal.

El enfrentamiento revela dos fuerzas: la defensa de los bancos por su base de depósitos frente a la apertura de las autoridades a incorporar stablecoins en la infraestructura financiera.


El Capitolio de EE.UU. rodeado de montones de dólares, ilustrando el debate político sobre stablecoins y deuda gubernamental.

🔬 Opiniones Expertas

  • American Bankers Association (grupo de lobby):
    “Los stablecoins con intereses amenazan con vaciar los depósitos y debilitar la capacidad crediticia del sistema bancario.”

  • Scott Bessent (Secretario del Tesoro):
    “Los stablecoins pueden servir para ampliar la demanda de deuda pública e impulsar la integración fiscal digital.”


🌟 Implicaciones

El resultado de este choque definirá si los stablecoins permanecen en los márgenes o ingresan al centro de la política fiscal de EE.UU. Una victoria bancaria frenaría la adopción, pero el apoyo del Tesoro sugiere que pronto podrían institucionalizarse.


🛬 Fuentes

  • Bloomberg – “Los bancos de EE.UU. rechazan stablecoins con interés por temor a fuga de depósitos”

  • Reuters – “Reguladores y bancos divididos sobre el impacto de las stablecoins en depósitos”

  • CoinDesk en Español – “El sector bancario se muestra cauto con los depósitos tokenizados y stablecoins con interés”

Un banco conectado a máquinas de soporte vital, en contraste con una aplicación DeFi, simbolizando la tensión entre la banca tradicional y las finanzas descentralizadas.

📝 Opinión del Editor

El miedo de los bancos a la pérdida de depósitos es obsoleto: DeFi señala un cambio estructural

La oposición de la industria bancaria a los rendimientos de las stablecoins expone una profunda contradicción: teme perder depósitos, pero su modelo de negocio siempre ha dependido de las reservas fraccionarias y la creación de crédito. Durante décadas, los bancos han emitido préstamos que superan con creces los depósitos reales, lucrándose efectivamente con dinero que no existe en forma física. Argumentar ahora que las stablecoins desestabilizan los depósitos revela una preocupación selectiva: temen a la competencia, no a la inestabilidad.

Las stablecoins surgieron precisamente porque los usuarios demandan velocidad, transparencia y flexibilidad. Las transferencias se liquidan en minutos, no en días; los saldos son verificables en la cadena, no escondidos en libros contables opacos. Cuando los bancos presionan a los reguladores para erigir barreras —como prohibir el pago de intereses en stablecoins emitidas por bancos— no están protegiendo a los consumidores; están protegiendo márgenes heredados.

Los números lo dejan claro. Las cuentas de ahorro en EE. UU. pagan típicamente entre 0,4% y 1% anual, mientras que plataformas DeFi como Aave o Compound, incluso en grupos de préstamo conservadores, suelen ofrecer entre 3% y 6%. Durante los ciclos alcistas, el yield farming en protocolos como Curve o Uniswap ofreció retornos de dos dígitos. La mayoría de los ciudadanos aún desconocen esta discrepancia, lo que protege temporalmente a los bancos. Pero una vez que se difunda la conciencia sobre el rendimiento, la migración hacia productos DeFi se acelerará.

Los reguladores añaden otra capa de contradicción. Por un lado, restringen a los bancos para innovar; por otro, experimentan con stablecoins emitidas por gobiernos. Esta inconsistencia socava la credibilidad. Si las stablecoins son lo suficientemente buenas para comprar bonos del Tesoro de EE. UU., como sugirió el Secretario del Tesoro Scott Bessent, ¿por qué los bancos privados no deberían poder ofrecer productos similares? La incoherencia hace que las stablecoins parezcan herramientas políticas más que innovaciones neutrales.

La verdad es estructural: en un mundo donde blockchain garantiza la finalidad de la liquidación y los contratos inteligentes automatizan los préstamos, el papel de los bancos inevitablemente se reducirá. Su monopolio sobre la captación de depósitos y la intermediación crediticia se está erosionando. Cada intento de bloquear las stablecoins solo resalta la ineficiencia de los sistemas heredados y empuja a los innovadores aún más hacia las finanzas descentralizadas.

La historia muestra que los incumbentes atrincherados suelen resistirse hasta que la disrupción los supera. Kodak se aferró a la película pese a haber inventado la cámara digital. Los sindicatos de taxis lucharon contra las plataformas de transporte compartido pero perdieron terreno frente a Uber y Grab. Los bancos enfrentan el mismo dilema: aferrarse a los viejos modelos o adaptarse a la liquidez digital.

Lejos de ser una amenaza, este cambio podría ser un estabilizador. Al migrar de la banca opaca y apalancada a sistemas DeFi transparentes y colateralizados, las economías podrían reducir el riesgo sistémico y poner fin a las burbujas financieras recurrentes. Las stablecoins, si se regulan con sensatez, podrían actuar como puentes entre la política fiscal estatal y la innovación descentralizada.

En última instancia, presionar para proteger modelos obsoletos no solo es contraproducente: acelera la obsolescencia. Si los bancos quieren ser relevantes en la próxima década, deben innovar más allá del miedo, adoptar las infraestructuras blockchain y diseñar servicios que aporten valor más allá de lo que DeFi ya ofrece. De lo contrario, su declive no solo será inevitable: será merecido.

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